Una de las cosas que más me interesa de ver la decoración de otras casas es que me cuenten lo que no se ve: por qué se decidieron por esos colores, o ese estilo, cómo fue el proceso, qué les llevó a tomar determinadas decisiones… y, por algún motivo, es algo que yo no he hecho con mi propia casa.

Os he enseñado la terraza, la cocina y el salón (también la habitación pero esa la voy a cambiar y ya os contaré por qué) y, quizá salvo la cocina, no os he contado nada más que “mira, aquí está mi casa, ¿qué te parece?”, así que voy a hacerlo, empezando por la decoración de mi terraza.

Los cómos y porqués de la decoración de mi terraza

Cuando llegamos a la casa la terraza nos gustó un montón. No es enorme pero tiene suficiente espacio como para comer unas 4 o 5 personas y aún sobra espacio para colocar almacenaje.

Está parcialmente cubierta y menos mal porque si no a ver quién aguantaba con la solana que pega ahí casi todo el día. Lo ideal hubiera sido un toldo pero nos conformamos con lo que hay.

Además de dos hiedras enormes y 4 jardineras llenas de plantas moribundas o directamente muertas, en la terraza había un baúl muy bonito (aunque un poco hecho polvo). Quedaba bien ahí, servía de almacenaje y de asiento pero, si lo dejaba, no tenía espacio para el sofacito de mimbre que había encontrado meses antes, así que puse el baúl en la habitación y el banquito en ese hueco.

Este sofacito lo encontré en un contenedor de obra en la calle donde vivíamos antes. Se notaba que llevaba mucho tiempo a la intemperie y tenía algunos rotos por aquí y por allá, pero la forma me enamoró así que me lo llevé a casa a pesar de todos los refunfuños de Mick.

Estaba absolutamente lleno de roña (LLENO de roña), al limpiarlo parte del barniz se despegaba solo… en fin, la mezcla de varios años de sol y lluvia le había pasado factura e, incluso limpio, tenía un colorcillo gris muy poco atractivo.

A la hora de pintarlo me decidí por el rosa. No sé por qué, simplemente fue la imagen que apareció en mi cabeza nada más verlo. Eso me pasa mucho, imágenes de diseño o decoración aparecen en mi cabeza y normalmente les hago caso porque la verdad es que ese primer “instinto” suele ser el bueno.

Le dí una imprimación blanca y sobre eso una capa de chalk paint rosa. Como quedaba muy pálido le di una segunda capa. Pintar un mueble así con un pincelito puede ser hasta divertido la primera vez, la segunda ya no hace tanta gracia nada así que la segunda capa se la di con spray.

Además de ese silloncito, donde caben dos personas, necesitaba más asientos y también espacio para guardar cosas, que en esta casa apenas hay. El baúl que tenía la dueña era muy grandote para poner en el lateral, necesitaba un baúl-asiento pero más pequeño así que, lo has adivinado, hice uno versión diy con las medidas que necesitaba.

El banco se abre por el frontal y dentro tengo guardadas herramientas (cómo no) y mis cositas de jardinería (sí, tengo 2 jardineras y ya me flipo utilizando una minipala y un minirastro, soy feliz, qué quieres que te diga). Lo hice de color blanco para que no compitiera con el sofacito rosa, que es la estrella de la decoración de la terraza. Ya os pondré el paso a paso, es superfácil de hacer y lo puedes poner en una terraza, en un recibidor, un vestidor…

Una de las cosas que tenía clara en cuanto a la decoración de mi terrazam era que la quería llena de cojines. Un sitio cómodo donde “tumbarse” (no hay espacio suficiente para eso, pero más o menos si te atraviesas puedes conseguir algo parecido) y leer un libro o parlotear gintonic en mano.

Ahora mismo hay una invasión de terrazas decoradas estilo boho, llenas de una mezcla de colores, tejidos y estampados étnicos. Me gustan, no me entiendas mal, pero cuando veo una cosa muy repetida ya se me quitan las ganas. Así que no tenía muy claro qué hacer hasta que un día al meterme en cama tuve una de esas “visiones” que comentaba antes.

Cojines de colores, cada lado de un color en una combinación de tonos neutros y tonos saturados. Escogí una mezcla de colores cálidos y fríos y me fui a más bien a los básicos (rojos, amarillos, azules, verdes). Creo que después de una época de colores “indefinidos” como el aguamarina (medio verde, medio azul), rosa fresa (medio rojo, medio rosa), etc. etc. me apetece otra gama. Utilicé un cojín de color rosa en el baúl para establecer una relación con el sofacito de mimbre.

Los hice a medida y estoy muy contenta con el resultado. El resultado es colorido, fresco y además muy cómodo (el sofacito porque el baúl, al tener la venana detrás, no tiene respaldo y no te puedes recostar, te puedes imaginar las peleas que tenemos por el sofacito…).

El suelo de la terraza no es feo pero no está en muy buen estado y además no pegaba nada con el estilo que buscaba así que, aprovechando que la terraza está cubierta y de todas formas en Madrid en verano apenas llueve (ya me gustaría a mí), puse una alfombra de fibra natural.

Sobre ese fondo uniforme destacan más los colores, sirve para unificar el espacio y la decoración. Además hace el espacio más acogedor, como un saloncito al aire libre. Ahora la terraza es más que una terraza, es una extensión de la casa.

El toque final por supueeeeeeeeeesto tenían que ser las plantas, ya me conoces. Plantas, plantas everywhere.

La jardinera detrás del sofacito me vino fenomenal para disimular un mosaico que alguien (imagino que la dueña) hizo en la pared con trocitos de azulejos. Tuve mucho cuidado de no agujerear el mosaico, no quiero estropear el trabajo artístico de nadie. Simplemente lo tapé un poco con la jardinera y las plantas colgantes hacen el resto.

Si quieres ver más fotos y detalles, aquí puedes ver la decoración de mi terraza.

Que me cuentas, ¿te gusta conocer los cómos y porqués de la decoración?