Desde que decidimos que nos íbamos a quedar en este piso mi cerebro entró en un estado eufórico creativo decorativo pinterestiano (¿a quién no le pasa?) y antes de hacer la mudanza ya había hecho varios diseños para la habitación. Algunos en mi cabeza, otros en Photoshop. Los hice de forma precipitada así que ninguno me convencía y los he descartado pero me apetece enseñároslos a ver qué opináis.

A la hora de diseñar la habitación tenía una serie de condicionantes, también llamados objetos y muebles que por narices tenían que ir en la habitación:

• Un baúl de la dueña de la casa. Lo tenía en la terraza pero si lo dejábamos ahí no teníamos sitio para nuestro sofacito de mimbre, así que la solución era meterlo en la habitación. No es un problema, el baúl es bonito y nos viene muy bien tener espacio extra para almacenaje.
• Una mecedora que encontró Mick en la calle cuando yo estaba en Galicia. Qué riquiño es, ha pasado de quejarse por la cantidad de cachibaches que acumulo a contribuir él mismo al acumulamiento.
• La puerta-espejo.
• La alfombra étnica que lleva conmigo unos cuantos años.

No lo incluyo en la lista pero, por supuesto, también teníamos que meter una cama (sí, somos unos burgueses).

Con estos elementos en mente, me puse a diseñar:

Decoración 1. Colourful boho

Creo que habréis notado que me encanta el estilo colorido, bohemio, ecléctico y relajado y esta habitación reunía todo eso. La atención se centra al fondo de la habitación, en el cabecero, los cojines y las mesillas, con la alfombra como contrapunto. No estaba mal pero me apetecía incluir una de las fotos de Mick (es fotógrafo aficionado) en el diseño, así que elegí una y construí otro diseño a su alrededor.

Decoración 2. Rustic west coast

En torno a esa foto del desierto de Tabernas en Almería, los colores tenían que cambiar para que el conjunto fuese armonioso. Bajé el tono de las mesillas y los cojines, dejé el cabecero en madera y a cambio le dí color a la mecedora. El conjunto tiene un aire muy costa oeste, sólo falta un indio navajo saliendo del armario.

Hay muchas cosas que me gustan en ambos diseños pero no me sentía identificada plenamente con ninguno. Podía haberlo puesto todo blanco con toques de color pero… no me apetece, no es eso lo que quiero hacer. Después de darle vueltas me dí cuenta de que la alfombra era el elemento problemático. Tiene unos colores muy vivos que condicionan la decoración del resto de la habitación. Lleva conmigo 4 años, ha pasado por 4 casas y creo que, finalmente, ha llegado el momento de jubilarla (insertar aquí la marcha fúnebre de Chopin).

Al descartar la alfombra, la habitación se convierte en un lienzo en blanco. Así que he sacado a mi cerebro de su estado E.C.D.P., me he calmado y he hecho las cosas bien, es decir, he hecho un moodboard para aclarar mis ideas y enfocar correctamente el diseño de la habitación. Tengo que deciros que el nuevo diseño dista bastante de esos dos, ¡estad atentos!